Pero también me dijeron que tuviera cuidado por las noches con el monstruo del armario, que había tres señores en camello que me traerían regalos la noche del 5 de enero y que si decía mentiras me crecería la nariz.
Hay cosas que se dicen y no son ciertas, hay prejuicios y generalizaciones que tampoco lo son, y miradas y gestos malinterpretados.
Porque con una sonrisa no se arregla el mundo, pero se enternece un corazón; porque a nadie le amarga un dulce y porque hay que aprender a hacer limonada de los limones que la vida suele dar. Todo con azúcar sabe mucho mejor.
Endulcemos el mundo.
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